¿Dónde está la cabeza de Goya?
Hola Artistas 👋,
Hoy quiero que nos sentemos a charlar, como si estuviéramos tomando un café, sobre un misterio que, para mí, tiene un toque de ironía, de macabro y de leyenda. Un enigma que demuestra que la vida y el arte de un genio son tan fascinantes que incluso su final, su descanso eterno, puede ser de película. Hablamos de Francisco de Goya, 🎨 y del gran misterio que lo persigue: la desaparición de su cráneo o cabeza. 💀
Y es que, para mí, el arte de Goya no es solo la belleza de sus retratos o la oscuridad de sus grabados. Es el grito de un hombre que vio lo mejor y lo peor de la humanidad. Es la historia de un sordo que pintaba el ruido de la guerra, de un visionario que se adelantó a su tiempo. Por eso, el enigma de su cráneo es mucho más que una simple anécdota; es el epílogo de una vida de genialidad y de contrastes. Y hoy, con la misma pasión que sentí de niño, quiero desvelarles este relato.
El Retiro en Burdeos: Un Final Lejos de Casa
Goya, ya en el ocaso de su vida, se marchó a Burdeos, Francia, en 1824, buscando refugio del clima político que se vivía en España. Se instaló en una pequeña casa, rodeado de algunos amigos y de su fiel ama de llaves, Leocadia Zorrilla. Allí, a pesar de su avanzada edad y de su sordera, no dejó de pintar, de dibujar, de experimentar. Murió el 16 de abril de 1828, a los 82 años. Fue enterrado en el cementerio de la Cartuja de Burdeos, en un nicho sencillo, bajo una lápida que apenas llamaba la atención. Y así, en silencio y lejos de su tierra natal, descansaron los restos de uno de los más grandes genios que ha dado nuestro país.
Pero el tiempo, que todo lo cura y todo lo olvida, no fue el final de la historia de Goya. En 1880, 52 años después de su muerte, el gobierno español decidió que ya era hora de traer los restos de su pintor más universal de vuelta a casa. Se envió una comisión a Burdeos para exhumar el cuerpo y trasladarlo a España. Con todos los permisos en regla, la tumba fue abierta y, con una mezcla de solemnidad y expectación, los encargados del traslado se dispusieron a cumplir su misión. Pero lo que encontraron les heló la sangre.
Allí, en el interior del ataúd, estaban los restos de Goya, pero no completos. El cuerpo, envuelto en un sudario, estaba decapitado. El cráneo había desaparecido. 🤯
Imaginen el momento. El pánico, la confusión. ¿Quién se lo había llevado? ¿Cuándo? ¿Por qué? El misterio era absoluto. Y, lo que es aún más extraño, los restos del que se creía que era su consuegro, que estaba enterrado en el mismo nicho, estaban intactos. Era evidente que el robo había sido intencionado, premeditado. Pero, ¿con qué fin?
La Locura de la Frenología: ¿Una Causa Científica? 🧐
Para entender el porqué del robo, tenemos que viajar al siglo XIX. Hoy puede parecernos una locura, pero en la época en la que Goya murió, estaba de moda una pseudociencia llamada frenología. Esta disciplina, que hoy nos hace sonreír, sostenía que se podía conocer el carácter, la inteligencia e incluso el talento de una persona a través de la forma de su cráneo. Los frenólogos creían que las protuberancias y las depresiones del hueso eran un mapa del cerebro, y que cada una de ellas se correspondía con una facultad mental.
En este contexto, el cráneo de un genio, de un intelectual de la talla de Goya, se convirtió en un objeto de deseo. Un trofeo para los científicos y los médicos de la época, que buscaban probar sus teorías. Y así, la primera y más plausible teoría sobre el robo del cráneo de Goya es que fue robado por un frenólogo obsesionado, un médico que quería estudiar el cerebro del genio, o tal vez por un coleccionista que quería tener en su poder un recuerdo único e irrepetible.
Pero, como toda buena historia de detectives, esta no tiene una sola pista. Las investigaciones sobre el paradero del cráneo nos llevan por caminos inesperados, llenos de giros dignos de una novela. Y, como buenos detectives aficionados que somos, tenemos que seguir las pistas.
Un Retrato, Dos Cráneos: Las Pistas de la Búsqueda 🔍
Una de las primeras pistas apareció 21 años después de la muerte de Goya. Un pintor llamado Dionisio Fierros, amigo y admirador de Goya, pintó un cuadro que hoy se conoce como «El cráneo de Goya». La obra, oscura y enigmática, mostraba un cráneo sobre un atril. Y, detrás del cuadro, una inscripción reveladora: «El cráneo de Goya, pintado por Fierros». 🤯
Este hallazgo fue la primera gran prueba de que el cráneo de Goya había sido robado, y de que había acabado en manos de un pintor. Pero la historia no termina aquí. A partir de este cuadro, surgieron dos teorías sobre el paradero del cráneo que, de tan rocambolescas, parecen sacadas de una película de misterio.
Teoría 1: El Cráneo que Acabó Hecho Cenizas 🔥
La primera teoría nos lleva hasta Galicia, la tierra natal de Dionisio Fierros. Según la leyenda, la familia de Fierros se llevó el cráneo de Goya a su casa, donde lo conservaron como una reliquia. Pero la historia tiene un giro dramático y un final triste: un día, el perro de la familia, un animal travieso y poco consciente del valor histórico de los objetos, se hizo con el cráneo y lo destrozó. 🐶🦴 Cuentan que, tras el accidente, la familia usó los restos para fabricar un cenicero. Si esta historia es cierta, el cráneo de Goya, el que creó «Los fusilamientos del 3 de mayo» y «La maja desnuda», terminó en un cenicero en una casa de campo. ¡Qué final tan irónico y tan absurdo para un genio de su talla!
Teoría 2: El Cráneo que Seccionaron los Estudiantes 🤓
La segunda teoría, que a mí me parece aún más fascinante, nos lleva hasta Salamanca. Se dice que el nieto de Fierros, que estudiaba medicina, se llevó el cráneo para sus estudios de anatomía. Y que, una vez en la universidad, él y sus compañeros decidieron seccionarlo, como si fuera una pieza de estudio más. Pero lo hicieron de una forma muy peculiar.
Según la historia, los estudiantes metieron el cráneo en una vasija con agua y garbanzos. A medida que los garbanzos se hinchaban, el cráneo se iba rompiendo en varias secciones. Un método poco ortodoxo, pero al parecer efectivo, para estudiar las diferentes partes del hueso. Si esta teoría es cierta, el cráneo del genio acabó partido en pedazos, disperso en alguna universidad española. 💔
Por supuesto, ninguna de las dos teorías ha podido ser confirmada. El paradero final del cráneo de Goya sigue siendo un misterio, una de esas historias que el tiempo se ha encargado de tejer y de engrandecer.
Mi Reflexión: El Valor de un Hueso y la Inmortalidad de un Alma ✨
Después de sumergirme en este misterio, no puedo evitar reflexionar sobre el valor que le damos a los restos físicos de un genio. ¿Realmente importa si el cráneo de Goya está en un museo o en un cenicero? La genialidad de Goya no estaba en sus huesos, sino en su mente, en su alma, en su capacidad de ver la realidad con una lucidez y una honestidad que nos sigue conmoviendo hasta el día de hoy.
El Goya de los «Caprichos», el que se burlaba de la hipocresía de la sociedad, el que pintaba monstruos y pesadillas con una mano maestra, no necesita su cráneo para ser inmortal. Sus restos pueden estar perdidos, pero su legado, su arte, sus ideas, siguen más vivos que nunca.
Me parece un gesto hermoso, y a la vez irónico, la propuesta de erigir un monumento a Goya decapitado en Madrid, a los pies del Museo del Prado. Sería un recordatorio de que su genio es tan grande que ni siquiera la muerte pudo contenerlo. Un monumento a la vida de un artista que, a pesar de las sombras, supo encontrar la luz, y a pesar de la sordera, supo escuchar el corazón de su tiempo.
Un Consejo Final para los Artistas de Hoy 🙏
Esta historia me hace pensar en lo importante que es valorar a los artistas en vida. A menudo, esperamos a que mueran para reconocer su talento, para comprar sus obras, para erigirles estatuas. Pero el verdadero tesoro de un artista no está en sus restos, sino en su capacidad de crear, de inspirar, de hacernos pensar.
Así que, mi consejo para ustedes, artistas, es este: no esperen a que su obra sea un mito. Creen, trabajen, compartan, y valoren el proceso creativo por encima de la fama y el reconocimiento. Y a ustedes, amantes del arte, les digo: apoyen a los artistas que están vivos, compren sus obras, vayan a sus exposiciones. Porque el verdadero legado de un artista se construye día a día, con cada pincelada, con cada idea, con cada historia que nos regalan.
Y, por supuesto, la próxima vez que vean un cuadro de Goya, no piensen solo en el genio de su pincel, sino en el misterio de su cráneo. Y recuerden que, a veces, las historias más fascinantes son las que no tienen un final feliz, sino un final lleno de preguntas. 🤔
¡Hasta la próxima aventura! 🚀